En aquel tiempo, muchos discípulos de Jesús, al oírlo, dijeron:
— «Este modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?»
Adivinando Jesús que sus discípulos lo criticaban, les dijo:
— «¿Esto
los escandaliza? ¿Qué sería si vieran al Hijo del hombre subir adonde
estaba antes? El espíritu es quien da vida; la carne de nada sirve. Las
palabras que les he dicho son espíritu y vida. Y, a pesar de esto,
algunos de ustedes no creen».
Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a entregar.
Y dijo:
— «Por eso les he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede».
Desde entonces, muchos discípulos suyos se retiraron y ya no andaban con Él.
Entonces Jesús dijo a los Doce:
— «¿También ustedes quieren irse?»
Simón Pedro le contestó:
— «Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios». Juan 6, 60-69
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